jueves, 1 de enero de 2015

CARTA QUE SE LLEVA EL VIENTO...




Hola amor eterno y secreto...
De nuevo pasé por tu recuerdo 
y quise conversar un rato contigo...
La gente dice que se celebraron 
las fiestas de fin de año; había bailes, 
risas, brindis, abrazos, propósitos 
y júbilo por doquier... Y yo frente 
a una fogata, tan lejos de ti, 
sintiéndome un infeliz mendigo; 
dejando que el fuego lamiera mis manos 
y mi piel, y aún así, temblando de frío, 
necesitando que tus brazos y tu pecho 
me dieran su abrigo...

El fuego hacía una danza muy curiosa; 
creo que miró la tristeza de mis ojos 
y empezó a dibujarme lo que hallaba 
en su reflejo... ¡Se movía de un lado 
a otro y me regalaba tu imagen 
con tu sonrisa maravillosa! El cielo 
estaba tan negro, repleto de luciérnagas 
y una luna casi redonda que me miraba 
fijamente, gris y llorosa y a su lado, 
mi amor eterno, Sirio, latiendo en el cielo,
me observaba un poco celoso de ti, 
mi Sirio encarnado, sabiendo que eres 
el amor eterno que late en mi corazón 
adolorido y en mi alma pesarosa...

¿Sabes tú qué le pasa al tiempo? 
¡A veces corre como loco y otras 
se vuelve tan lento! El calendario 
cambió un número pero el reloj 
sigue girando en los mismos... 
No lo entiendo... Y no entiendo nada 
por más que lo intento...

El cielo cambió y del fuego sólo quedaron 
las cenizas... Sólo ceniza gris e inerte, 
así como mi tiempo, así como mi vida, 
así como mi suerte... ¡Todo se me escurre 
de las manos o se lo lleva el viento desde 
que, de mi mundo, quisiste desvanecerte...!
Como cenizas sin luz, sin calor, sin llama, 
seguiré deambulando sin tus labios, 
sin tus manos, sin tu piel... ¡Como cenizas 
inútiles, seguirá deambulando sin ti, 
Sirio de mi alma y de mi corazón, 
esta loca que aún te ama...!

Alibut Sarabia
Imagen de la red.

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