Te esperé en la primavera
pincelando diseños y matices
en las flores y las mariposas;
tiñendo de azules, el cielo;
¡Haciendo, con todo empeño,
tardes y mañanas esplendorosas!
Te esperé en el verano,
sacándole más brillo al sol;
más júbilo y belleza a la vida;
llenando mi piel de calor,
pensaba en ti día con día,
manteniendo la ilusión prendida...
Te esperé en el otoño...
La nostalgia me bañó de sal
y me abrazó fuerte, la melancolía;
el ábrego me besó el rostro
y me mostró el sol en el ocaso...
¡Mi espera, de muerte se vestía!
Y llegó el inevitable invierno
y congeló toda esperanza
de que quisieras regresar...
Y el cielo lloró plumas heladas
cuando, mis huellas en la nieve,
fue lo único que pudo hallar...
Alibut Sarabia
Imagen de la red.
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