martes, 22 de julio de 2014

MAÑANA



“¿Por qué una noche sola? 
¿Por qué no dormirlas todas de una vez?” 
Algo muy hondo se rebelaba dentro de mi sangre 
mientras volcaba en el vaso el tubo entero; 
pero ni un clavo a donde agarrarme, ni un recuerdo, 
ni una esperanza: Una mujer terminada antes 
de empezar. Había apagado la luz y, sin embargo, 
cerré los ojos. De repente sentí como una pedrada 
en los cristales y algo cayó dentro de la habitación. 
Encendí, temblando…Era un ramo de rosas rojas 
y un papel, con una sola palabra: 
“¡Mañana!” ¿De dónde me venía aquel mensaje? 
¿Quién fue capaz de encontrar entre tantas palabras 
inútiles la única que podía salvarme? “Mañana”. 
Lo único que sentí es que ya no podía morir 
aquella noche sin saberlo. Y me dormí con la lámpara 
encendida, abrazada a mis rosas, ¡mías!, las primeras 
que recibía en mi vida.., y con aquella palabra buena 
calándome, como otra lluvia: 
¡Mañana, mañana, mañana…!”

Fragmento de “Los Árboles Mueren de Pie” . 
Alejandro Casona

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