lunes, 14 de abril de 2014

DEL LIBRO "NO HAY ALBATROS"



Cuando envejecen las flores,
desprenden sus velos, quedan sin nada.
Pierden sus aromas, sus colores,
mueren sin hablar… una mañana.

De años puros se fugaron los sueños,
el atrio de arco iris salpicaron.
Jilgueros, ruiseñores, eran los buenos,
volaron en otoño… muy callados.

La vida que atesora los espacios,
no te perdona lo que has errado.
Los besos dulces se vuelven rancios,
cuando la angustia te ha arado.

El ave que vive entre los riscos,
sucumbe recordando sus vuelos.
En la agonía no existen los brincos,
al final, se comulgan los miedos.

Raúl Ignacio Lario de Argentina
D. Reservados

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