lunes, 14 de abril de 2014

CARTA DE UNA MADRE PARA SU HIJA



Mi querida hija, el día que me veas vieja, te pido 
por favor que tengas paciencia, pero sobre todo 
trata de entenderme. Si cuando hablamos, repito 
lo mismo mil veces, no me interrumpas para decirme 
“eso ya me lo contaste” solamente escúchame por favor. 
Y recordar los tiempos en que eras niña y yo te leía 
la misma historia, noche tras noche hasta que te 
quedabas dormida. Cuando no me quiera bañar, no me 
regañes y por favor no trates de avergonzarme, 
solamente recuerda las veces que yo tuve que 
perseguirte con miles de excusas para que te bañaras 
cuando eras niña. Cuando veas mi ignorancia ante 
la nueva tecnología, dame el tiempo necesario 
para aprender, y por favor no hagas esos ojos ni esas 
caras de desesperada. Recuerda mi querida, que yo 
te enseñé a hacer muchas cosas como comer 
apropiadamente, vestirte y peinarte por ti misma 
y como confrontar y lidiar con la vida. El día que notes 
que me estoy volviendo vieja, por favor, ten paciencia 
conmigo y sobre todo trata de entenderme. 
Si ocasionalmente pierdo la memoria o el hilo de la 
conversación, dame el tiempo necesario para recordar 
y si no puedo, no te pongas nerviosa, impaciente 
o arrogante. Solamente ten presente en tu corazón 
que lo más importante para mí es estar contigo 
y que me escuches. Y cuando mis cansadas y viejas 
piernas, no me dejen caminar como antes, dame 
tu mano, de la misma manera que yo te las ofrecí 
cuando diste tus primero pasos. Cuando estos días 
vengan, no te debes sentir triste o incompetente 
de verme así, sólo te pido que estés conmigo, 
que trates de entenderme y ayudarme mientras 
llego al final de mi vida con amor. Y con gran cariño 
por el regalo de tiempo y vida, que tuvimos la dicha 
de compartir juntas, te lo agradeceré. Con una enorme 
sonrisa y con el inmenso amor que siempre te he tenido, 
sólo quiero decirte que te amo, mi querida hija.

- desconozco su autor -

No hay comentarios:

Publicar un comentario