Existe un amor temprano,
del cual nadie se olvida,
queda tan grabado en nuestra vida,
como la luz que alumbra mis días.
Ven dame tu mano, salgamos a caminar,
recordaremos aquellos tiempos
en que juntos solíamos platicar,
recorreremos las calles,
el tranvía y el bulevar,
recuesta tu cabeza en mi hombro
y dejemos nuestras almas volar.
Hace frío y es noche ya,
permíteme tu cabello acariciar,
aunque mis manos tiemblen
ante tu sola proximidad,
pero no llores por favor
que este encuentro no ha sido casual,
por tus besos he rogado,
noche y día sin parar,
y ahora que te tengo
nunca más te dejare marchar…
Autor: Edwin Cruz Villegas
Poeta Costarricense
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