sábado, 30 de enero de 2016

NADA Y TODO




Él no tenía nada y sin embargo lo tenía todo. Atesoraba 
en su alma el recuerdo de ella, su aroma, el recuerdo 
de su sonrisa y por qué no, el brillo de su mirada 
que muchas noches era su única en un mundo 
que se había vuelto oscuro desde su partida.

Sus manos tenían tatuadas el recuerdo de las suyas 
y al cerrar sus ojos aún podía sentir su calidez. 
Vivía dándole vida a ese tiempo que estuvo con ella, 
donde la tuvo entre sus brazos y sintió que le hacía 
temblar hasta su propia alma.

No existe soledad cuando se tiene habitado el corazón 
y de alguna forma mágica ella seguía con él, entrelazada 
en medio de sus recuerdos, haciendo acelerar y detener 
su corazón cansado ya por la vida.

Él no tenía nada y sin embargo lo tenía todo, la tenía 
a ella atada en su alma; con sus ojos hermosos 
y sus manos suaves, desafiando la lógica de aquellos 
que se guían por la razón, amándola como el primer 
día en que se descubrió enamorado.

No se sienten vacíos cuando se tiene llena el alma, 
cuando se tiene un minuto o una eternidad envuelto 
en el amor, en ese amor que crea raíces, que vibra, 
que toca el corazón y hace brotar lágrimas. Es verdad, 
él no tenía nada y sin embargo lo tenía todo...

Ale Barajas

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