domingo, 15 de abril de 2018

SIN MAÑANAS


























Nocturnos quejidos bañan
las playas que llevan al sur
baldosas mancilladas
muestran el lacerado corredor
donde las rejas cohabitan
con el sombrío recuerdo.

Mudos ventanales suspiran al sol,
bostezan el temeroso ímpetu de los apáticos,
mientras las coloniales esquinas reviven
el mito avasallador de los tiranos.

Hay un condenado mañana
que despierta en los balcones,
timado por los partidarios de la derrota,
mesiánica ficción que transcurre
en el sigilo indiferente de los habitantes.

Pero en el temeroso fuego del poblado
la miseria subvenciona la ignorancia
y la mansa estrategia pide sueños
para ejecutar al Estado…

Escuálida juventud en la vidriera de la codicia
hostil proyecto de la compasiva hipocresía;
—por ello—, que viva ante su condena o sucumba
en la desgracia permisiva de la incertidumbre.

Darío Portillo

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