lunes, 25 de mayo de 2015

LA PODEROSA NOCIÓN



Suenas a mis latidos. Soy el verso que asoma 
en tu piel para borrar esas viejas poesías 
que crean tanta distancia. Tú me tocas, 
me acaricias con la mirada. Y yo te miro 
con los dedos del corazón para que mi alma 
viaje a tu encuentro. Sé muy bien que el desorden 
de los movimientos que tienen mis manos 
mientras hablo está despertando el erótico 
vaivén de tus caderas. Justo en el lugar donde 
mi anhelo es el sueño que desviste tu mirada 
y mi deseo es bañarme con el sudor de tu cuerpo. 
Y porque yo sé bien que soy todos esos besos 
que le faltan a tu boca, y mis letras son todos 
esos versos que se desbordan de tus ojos 
para caer en tu corazón… Es que aun traigo 
impregnadas en la piel las cenizas de aquella 
eterna noche donde nos fumamos la luna 
y quemamos nuestros cuerpos 
en la hoguera de las estrellas.

Mis ojos son la tinta de mis dedos, 
mi tinta 
es como el fuego, el fuego a tu lado es un ritual, 
y mi ritual son mis letras grabadas en tu piel. 
Y es que a veces escribo para que hablen 
mis silencios, y sean notorias mis intensiones 
amorosas hacia ti, y nos nazcan las sonrisas 
envueltas de deseos pecaminosos. Porque 
ambos sabemos que la noche es ese cuento 
tierno que nace de tu aliento y me conduce 
al sueño de ser tuyo en cada uno de tus instantes. 
Y es que somos tan noche que siempre soñamos 
de día por el puro gusto de contradecir al sol, 
de poner celoso al mismo amor.

Y la verdad nos hará prisioneros de esta cama, 
no te atrevas a salir de ella mientras haya 
fuego en la chimenea, hasta que se agote 
el último aliento, hasta sentir el cuerpo agradecido 
y la felicidad por la borda. Así que esta noche, 
báilame, ríe junto a mi, y bésame bajo mi lluvia. 
Deja rastros de los besos, que sean perpetuos 
para cuando tu calma detenga mi tormenta.

Y como siempre, como cada noche vuelves 
con el latido acelerado de tus ganas para alimentar 
el placer de mis manos sobre tu hermoso cuerpo. 
Entonces ya nada de lo demás importa.

Víctor Rodríguez Benítez

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