Niña coqueta, mujer picaresca.
Levantas mi pulso alocado.
Exhibiendo tu anatomía fresca.
Como oloroso campo mojado.
Mientras bajas la tímida vista.
Despojas fronteras de ropa.
Y no hay calmante que asista.
A mi corazón que se desboca.
Entre suaves quejidos negativos.
Emites un “no” que ni pretende.
Otra cosa que mantenerme cautivo.
A esa forma sensual que me enciende.
¡Ay que lucha la de tus manos,
contrapeso del empuje de las mías!
En tus muslos mi deseo insano.
Busca lo que tu mente quería.
Estamos listos para finalmente.
Este forcejeo inútil terminar.
Ahora acciono directo de la fuente.
Me alimento de esa agua termal.
Solo el tiempo suficiente para oír.
Que tus nos se transformaron.
En ruegos para finalmente ir.
Al desenlace que mis manos armaron.
Niña coqueta, mujer satisfecha.
Guarda en tu agenda de amante.
Otro día con la hora y la fecha.
Para continuar esta lucha adelante.
Derechos Reservados Héctor Gil De Lamadrid Orlando
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por cualquier medio, sin la autorización del autor.
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