viernes, 30 de septiembre de 2016

FRAGENTOS (DE UNA VIDA)



...Una copa y otra y otra; 
¿qué más podía hacer? 
Así, a veces lograba que 
los días pasaran más rápido; 
porque la agonía dantesca 
de no saber dónde estaba él 
los prolongaba demasiado, 
pero a la vez pensaba 
¿Cómo iba a saber dónde 
estaba su amor eterno, 
si ni siquiera era capaz 
de discernir dónde estaba ella?
Su identidad, su estabilidad 
y su paz se habían ido tras él 
y la habían dejado como un indigente, 
como un ente enloquecido y perdido 
¡Y cómo lo culpaba de su dolor 
y de su desgracia! ¡Pobre tonta, 
tapando el sol con un dedo! 
¿Es que acaso haberse enamorado 
de él como la más estúpida, 
la cegaba a la realidad? ¿Y si esa 
identidad, esa estabilidad y esa paz 
fueron un espejismo fugaz? 
¿Se puede reconstruir un alma 
en pedazos? ¿Cómo lo pudo hacer él 
con unas palabras o con unos 
momentos efímeros? ¿Y si su historia 
había sido sólo un sueño o quizá 
una burda pesadilla? ¿Y si en su soledad 
rapaz, todo lo había imaginado...? 
¡Sus labios se resecaban de tantas 
preguntas y nunca encontraba 
respuestas! Desde hacía ya 
mucho tiempo, el lazo de su pelo 
había emigrado y el carmín 
de sus labios estaba extinto, 
no así el aroma a whisky. 
A veces pensaba que era 
sólo la locura la que inventaba 
todos esos recuerdos que la 
roían por dentro... Y con su pelo 
desordenado, con su piel 
desprovista de atavío y con sus 
manos ataviadas de una copa, 
esperaba... ¿A quién esperaba? 
A nadie... ¿Qué esperaba? Nada... 
ya no esperaba nada...


Alibut Sarabia

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