miércoles, 4 de noviembre de 2015

¡AY DE MÍ!




Intenté matar de mi alma
y arrancar de mis dedos
los versos que nacían por ti...
La tinta ennegreció la tierra;
el papel y el eco de mi dolor,
ceniza que al viento esparcí;
y las hendiduras de mi faz
fueron marcadas con ansiedad,
y amargura de sal carmesí...

Intenté matarte de mi alma,
oh musa tenaz del Poeta eterno
que en mi rojo torrente habita...
¿Hay manera de matar lo inmortal?
¿Es cejar continuar buscando
aniquilar esta pasión bendita
que me muerde, que me zarandea
y que me hace arder en los celos
de la agonía más vil y maldita?

¡Ay musa tenaz del Poeta loco
que por mis venas transita
con su dolorosa eternidad!
¡Muere de una vez en el infierno
de tu silencio, de tu insipidez,
de la fantasía y de la realidad!
¡Ay de mí, que sin ser poeta,
como tú, mi destino es la tinta,
el papel, el olvido y la soledad!

Alibut Sarabia

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