A veces en la vida hay varios caminos
que no decidimos cual seguir.
En ciertas ocasiones buscamos
el sendero del placer aunque dañe,
aunque sea prohibido y lo hacemos
porque nos agrada, aunque a veces
después de un rato de alegría, vengan
horas de llanto o días de angustia
e inquietud. El corazón no entiende,
la pasión nos envuelve, llega a nosotros
la pasión nos envuelve, llega a nosotros
la comparación entre lo bueno
y la tranquilidad, y lo malo
y la intranquilidad y sin embargo,
somos más quienes nos inclinamos
por el placer mundano.
El otro camino es el que nos lleva
a hacer lo que consideramos bueno,
y no importa, lo que tú creas que
y la intranquilidad y sin embargo,
somos más quienes nos inclinamos
por el placer mundano.
El otro camino es el que nos lleva
a hacer lo que consideramos bueno,
y no importa, lo que tú creas que
es bueno o malo, sino lo que te hace
sentir mal. Ese camino te lleva a dar,
a entregar tu corazón sin distinción
alguna, a ricos o pobres, hombres
o mujeres, niños y ancianos, a los animales,
a la creación y sobre todo a darte amor
o mujeres, niños y ancianos, a los animales,
a la creación y sobre todo a darte amor
tu mismo. No sé tú, cual camino
ves mejor, pero yo, lucho mucho
porque dentro de mí hay una rebeldía
que hace que nunca esté conforme
que hace que nunca esté conforme
en un sólo camino.
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