Me faltas tú.
Me decías hermosa y yo imaginaba que el rocío
de una rosa caía de mis ojos.
Qué dura soledad.
¡Cuánto hastío!
Las horas pasan lentas y el ocio sube
al cielo.
Con pocas palabras tuyas
me contentaría.
Pero tenerte, tenerte es mi suprema voluntad.
Hace una larga espera
que te aguardo
observando el camino.
Si estuvieras presente ahora
que reluce el Puñal del Marino.
Mis días son hojas
de un árbol en otoño.
Delfina Acosta
Imagen tomada de la red
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