Debieron ser muchos los que olvidaron qué era la ternura
Construyeron ciudades hechas para la soledad
Dejaron a los niños sin la risa que da un tropiezo
Los enamorados vivían su amor sin mirarse a la cara
Enseñaron a no responder a la llamada de un dolor anónimo
Destruyeron las bibliotecas que eran pedacitos de universos por descubrir
Les negaron los balcones a los trovadores de la noche
Decir amor era decir paria
Hicieron creer que este mundo es un lugar para el llanto
Vendieron pañuelos para secar las lágrimas
Mezclaron la música con el sonido de los cañones
Confundieron hablar con los gritos de la ignorancia
Quemaron las tierras donde vivían los ancianos
Vendieron muerte vestida de justicia
Engañaron a los ojos que miraban al mar
Encarcelaron los ademanes de la ternura
Solo unos pocos pidieron espacios para besarse al sol
Los desterraron por miedo y por temor.
Las historias olvidadas
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