LA TRAVESÍA DEL OLVIDO

Bien sabía lo que debía hacer,
nunca quiso burlar el destino,
habiendo llegado su atardecer,
sola, debería seguir su camino.

Ella era mujer aventurera,
autobús, barco, avión o tren,
invierno, otoño o primavera,
su maleta fiel en un andén.

Hacía tiempo que había notado
la travesía que se avecinaba;
la historia de un amor acabado,
a un sangrante viaje le retaba.

Mujer de inquebrantable coraje,
nada se le ponía por montera
pero tener que realizar ese viaje,
despedazaba su vida entera.

Travesía del amargo desamor
regada por salobres lágrimas,
rasgando su corazón sin pudor
y cada huella dibujando lástimas.

Un tren cargado de recuerdos,
un pañuelo enjugando lo vivido,
esperándola, estaciones y puertos,
y su alma, en la travesía del olvido.

Isabel San José Mellado
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