domingo, 8 de octubre de 2017

¿QUIEN?

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¿Quién sabe que hay detrás de cada 
alma, si no 
nos miramos a los ojos ni paramos un segundo? 
¿Quién reclama atención personalizada pero no 
se pone jamás en otros zapatos para sentir en 
su cuerpo en carne viva lo que al otro le pasa?
¿Quién se toma su tiempo para levantar 
el teléfono y hacer esa llamada de confusas 
distancias y de espacios hechos por no decir 
nada? ¿Quién abraza al que la está pasando 
mal, dejando de lado su ombligo orgulloso, 
para darle calor a un corazón cansado que de 
tanto andar se enfermo de pena y llanto? 
¿Quién consuela y acompaña al que va 
transitando un camino de púas que hieren 
sus pies que sangran, como las mismas 
lágrimas rojas que del corazón se derraman? 
¿Quién va más hondo, más al fondo, dejando 
de lado la estúpida superficialidad, el ego 
agrandado, la billetera explotada, para escuchar 
atentos al que sumido en su silencio quiere 
decir todo pero no puede decir nada? ¿Será 
que estos humanos nos estamos volviendo 
trozos de hielo, que ya no creemos en nada?, 
¿será que la fe se fue perdiendo con tanta 
pavada y el corazón se volvió frío como 
las mañanas heladas? ¿Será que soy la única 
que sufre y a los demás no les pasa nada…
y me hundo creída en mi egoísmo agigantado? 
Que despierten esos ojos para ver más allá 
de las miradas, que los oídos se abran para 
escuchar los gritos de dolor y soledad que 
tanta gente grita sin siquiera abrir la garganta.
Que volvamos para nuestro centro, 
olvidando nuestro cuerpo imperfecto 
escondido en ropa ajustada para aparentar 
felicidad y supremacía cuando en realidad 
no somos nada. Que seamos pedazos de 
cielo, más transparentes, más verdaderos, 
aceptando la imperfección y los errores 
y haciéndonos cargo de lo que herimos 
y también curamos. ¡Que tanta palabrería 
y tanto discurso ridículo que no dice nada!, 
porque no mirarse a los ojos, hablar largas 
charlas, dejar los rencores y seguir viviendo 
la vida que como ráfaga que pasa… 
Amemos más, olvidemos heridas viejas, 
borremos panzas idolatradas, vayamos 
adentro, donde el corazón y el alma 
explotan eligiendo a quién nos quiere 
y a quién amamos para pasar nuestros 
momentos. Queramos más, peleemos menos, 
que el Cielo sea testigo de buen amor 
y también de malos egos muertos.

Que lo que nos pasa, pase...

Ambar y vos

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