Moléculas de sueños en el ara, perdidas...
hilos purpurinos que flotan desde mi pesar.
Ronda de guará, agazapada con heridas,
corazón de iridio, muere en silencio mi vagar.
¿Cuál de ellas, presenció mis mustias horas frías?
El crujir, lo inconcebible, mi torpeza,
la piel temblorosa que mi instinto pretendía,
tu comprensión mujer, mi ocaso, mi rudeza.
Gaviar de ilusiones, yacen en gelivación.
¡Cómo pávido herrumbre, mi volcán de amor!
¿Cuál fue mi gran error? ¿Mi sentir, mi divagación?
o el ser pantano, musgo, grieta olvidada del sol.
Raúl Ignacio Lario de Argentina.
D. Reservados
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