miércoles, 21 de marzo de 2012

NOSOTRAS, MUJERES BELLAS



Todas las mujeres bellas que he visto son las que andan por la calle con abrigos largos y minifaldas, las que huelen a limpio y sonríen cuando las miran.
Sin medidas perfectas, sin tacones de vértigo. Las mujeres más bellas esperan el autobús de mi barrio o se compran bolsos en tiendas de saldo. Se pintan los ojos como les gusta y los labios de carmín de chino. Son mujeres que tienen sonrisas en los ojos, que te acarician las manos cuando estás triste, que pierden las llaves en el fondo del bolsillo del abrigo, las que cenan pizza en grupos de amigos, las que se lavan el pelo y lo secan al viento, las que lloran sólo con unos pocos.
Las bellezas reales son las que toman cerveza y no miden cuántas papas han comido, las que acarician con ternura a los perros que se acercan a olerlas en el parque. Las que huelen a mora y a caramelos de regaliz. Las mujeres hermosas no salen en revistas, las ojean en el médico, y esperan al novio, ilusionadas, con vestidos de fresas. Y se ríen libremente de los chistes de la tele, y se tragan el fútbol a cambio de un beso. Las mujeres normales derrochan belleza, no glamour, desgastan las sonrisas mirando a los ojos. Salen en las fotos rodeadas de gente sin retoques, riéndose a carcajadas, abrazando a los suyos con la felicidad embotellada de los grandes grupos.
Las mujeres normales son las auténticas bellezas, sin gomas ni lápices. Son las que están a tu lado. Las que te aman y las que amamos. Sólo hay que saber mirar más allá de los ojazos, de las piernas torneadas, de los pechos de vértigo. Efímeros adornos, vestigios del tiempo, enemigos de la forma y enemigos del alma. Vértigo de divas y llanto de princesas.
La verdadera belleza está en las arrugas de la felicidad. EN ELLAS, EL ROSTRO PUEDE ESTAR MARCADO POR LAS ARRUGAS QUE DEJO EL PASO DEL TIEMPO, PERO CADA UNA ES LA MARCA DE HABER VIVIDO A PLENO..
Mario Vargas Llosa. Premio Nobel de Literatura

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