Escribí una despedida
rotunda, total, definitiva;
me ungí con indiferencia,
pero la herida sigue viva...
Explayé mi desesperación
hasta quedar sin fuerza;
nadé siempre a flote, pero
en el recuerdo sigo inmersa...
Desgasté el abecedario
con todas sus reglas sosas;
aprendí un idioma nuevo,
pero me aturden sus prosas...
Agoté todos los espacios
para evitar alguna objeción;
enceguecí mis sentidos,
pero aún respiro a su razón...
Le dije ese adiós radical,
el de insorteables motivos;
cerré aquella historia falaz,
pero... pero esa despedida
sigue en puntos suspensivos...
Alibut Sarabia
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