Cada noche ella desataba las amarras
de sus sueños y empezaba su viaje.
Ese viaje que la llevaba al centro de su alma,
de sus sueños, de sus más callados anhelos.
Se sentaba a la orilla del mar y contemplaba
los colores del atardecer, esperaba el tiempo
suficiente para ver, sólo para mirar
como se colgaba la luna en medio del manto
de la noche. Alzaba sus manos al cielo, alto,
muy alto, tratando de descolgar las estrellas,
cerraba sus ojos y con el corazón iba tejiendo
sus palabras de amor al viento como si él pudiera
escucharlas al otro lado del mar. Él miraba
tras la ventana, sentía esa soledad que le calaba
hasta los huesos, se hacía mil preguntas,
una de ellas era si alguna vez podría sentir el amor,
no se había dado cuenta que ella lo esperaba,
que él había aparecido en sus sueños, que él era
su único anhelo. Cuando se habla con el alma
se acortan las distancias, dos seres que alguna vez
amaron se volveran a encontrar. Quizás el viaje
que hacía ella en su corazón era para recordar
ese camino de estrellas que una vez encendió.
Cada noche, ella desataba las amarras de sus sueños
y empezaba su viaje, ese viaje que lleva alma,
donde se puede encontrar el amor, ese amor
que desafía tiempos y distancias, que se cobija,
que puede volar, que existe, que para comprenderlo
se debe entender los latidos del corazón.
Copyright © By Ale Barajas
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Gracias por compartirlo en tu blog :)
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