sábado, 30 de junio de 2018

LA CASA DE LAS PALABRAS
















A la casa de las palabras, 
soñó Helena Villagra, 
acudían los poetas. 
Las palabras, guardadas 
en viejos frascos de cristal, 
esperaban a los poetas 
y se les ofrecían, locas 
de ganas de ser elegidas: 
ellas rogaban a los poetas 
que las miraran, que las 
olieran, que las tocaran, 
que las lamieran. Los poetas 
abrían los frascos, probaban 
palabras con el dedo y entonces 
se relamían o fruncían la nariz. 
Los poetas andaban en busca 
de palabras que no conocían, 
y también buscaban palabras 
que conocían y habían perdido. 
En la casa de las palabras 
había una mesa de los colores. 
En grandes fuentes se ofrecían 
los colores y cada poeta se servía 
del color que le hacía falta: 
amarillo limón o amarillo sol, 
azul de mar o de humo, 
rojo lacre, rojo sangre, rojo vino...

__Eduardo Galeano

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