sábado, 29 de octubre de 2016

PERDIENDO LOS SENTIDOS






Déjame beber tus sentidos
hasta hacerte perder el sentido.

Déjame mirarte hasta que mis ojos
se impregnen de tu perfección;
hasta que quedes en ellos encarcelada;
en todas sus paredes, tan grabada
que nada te arranque de su prisión.

Déjame tocarte hasta la locura
de que la suavidad de tu piel
sea la huella de identidad
en mis manos, y que se convierta
eternamente en su única necesidad.

Déjame absorber todo el aroma
que emana de tu inigualable esencia;
hasta que mi alma se embriague de ti;
que tu perfume sea mi adicción
hasta caer en delirio y demencia.

Déjame escuchar tus latidos, tus gemidos;
en mi himno, en mi credo convertirlos,
y que cada noche sea lo que me arrulle;
lo que me robe el sueño y lo que me lleve
a desear, en mis oídos, uno a uno esculpirlos.

Déjame probarte, comerte, saborearte
suavemente, lentamente, vorazmente,
hasta que mi lengua clame por ti
y delire por tu sazón, por tu humedad;
déjate ser la única ambrosía que me
haga el dios del Olimpo, que se alimente
de ti, mucho más allá de la eternidad.

Y cuando vayas a perder el sentido,
¡Déjame poseerte, para desfallecer
en el placer de perderme contigo!

Alibut Sarabia
Imagen de la red.

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