¡Fuerte!
Así se siente
porque sé que no teme
a la vida
ni a la muerte.
Con los pies clavados
en la tierra,
rozando con la frente
lo infinito
todo, todo,
lo enfrenta
sin muletas
de fe en milagros.
Él
fuerte y triunfante
bajo un cielo
vacío de dioses;
esos dioses
injustos y mediocres
menos buenos
que los hombres buenos.
Fuerte y sincero
porque ha matado al miedo
y la mentira no tiene
de qué alimentarse.
Fuerte
porque desprecia
la queja inútil.
Fuerte
porque ama
la lucha que ennoblece.
Fuerte
por su fe en el hombre
y en futuro que comienza;
por eso se siente así:
¡Fuerte!
Carmen Soler
Asunción, 1954.
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