DEJAR IR.
Dejo ir y encuentro respuestas en mi interior.
A menudo, somos nosotros quienes creamos
nuestro cautiverio. Somos como el mono
que mete la mano en un jarro para agarrar
un guineo maduro. Cuando lo agarra
y no lo suelta, su mano se atasca.
A veces me siento incómodo y aprisionado,
atascado en patrones, creencias
o comportamientos que no son
para mi mayor bien.
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