Cada tarde llega una hora en que ella
se conecta en un profundo silencio,
cierra sus ojos y eleva una oración a Dios.
Abre su alma y deja ver todos sus sentimientos.
Lo ama pero sus manos están lejos de tenerlo,
son de esas cosas en los que el amor no logra resolver.
Mientras ora, piensa en él, hay un infinidad
de cosas que se guardan en el alma,
que se esconden en los silencios, hay anhelos
que se tejen y llegan hasta el cielo.
Siente por un momento que se llena su alma,
esa alma enamorada que le pide no perder
las esperanzas, que la invita a seguir bajo la luz
de la luna las huellas de sus sueños.
El sol de la tarde le acaricia su ser, mientras
el mar sigue trayendo hilvanados, susurros de amor,
mientras ella, ella sigue en su oración.
Abre sus manos y las encuentra vacías,
a veces es irónica la vida, teniendo ella tanto amor,
entre el silencio y sus rezos, piensa en su amor.
Cuantos sentimientos se enlazan con el cielo,
cuantas ilusiones y peticiones llegan hasta Dios,
ella solo quiere una oportunidad para quererlo,
mientras que en el otro lado del mundo,
él tiene la misma petición.
Cada tarde llega una hora en que sus almas
se unen, en silencios que desafían distancias,
tristezas y nostalgias, que le hablan al cielo, del amor.
Copyright 2014© By Ale Barajas.
Miradas del Alma
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