La luna, cuando menguante, recordando la fuerza
plateada de su luz, se entrega al tiempo diciendo:
Yo confío, yo confío.
La semilla cuando encuentra a la tierra húmeda,
sumerge alegremente en su blandura,
percibiéndose en su pequeña estatura como
una frondosa promesa, dice sonriendo;
-Sí, yo confío.
El pequeño arroyo apresurado entre las montañas,
que casi lo hacen desaparecer, guarda la visión
del océano y prosigue, en su inmensa trayectoria
cantando: -¡Confío, sí, confío!
El pequeño arroyo apresurado entre las montañas,
que casi lo hacen desaparecer, guarda la visión
del océano y prosigue, en su inmensa trayectoria
cantando: -¡Confío, sí, confío!
Las nubes cuando pesadas, creyendo en su
propósito que con esfuerzo lo cargan, miran
al campo sediento abajo y truenan:
-Nosotros confiamos, nosotros confiamos.
El gusano cuando se contempla, imagina días
de doradas alas y leves vuelos y adormece
soñando: Yo confío.
La flor del campo en su dulzura, pensando en
la difusión de la propia belleza, avista el colibrí
y se entrega, amando: -Yo confío.
Apenas el ser humano camina en el mundo,
prefiriendo no oír el apelo que la vida a todo
instante le hace: -Confía en mí, confía…
El sufrimiento de hoy, entregue en las manos
del tiempo, se vuelve en el punto de partida
para grandes y necesarias renovaciones.
Toda acción en el mundo, por menor que sea,
contiene la promesa de una cosecha.
Obstáculos que parezcan infranqueables,
no pasan de espejismo, cuando se confía
en el propio ideal.
El esfuerzo de hoy se transformará en
la alegría de haber contribuido para tornar
el mundo un poco mejor
Aquello que en su apariencia produce desencanto
podrá venir a transformarse en belleza y liberación.
El amor cultivado endulza a los relacionamientos
que, embelesados, suavizan el desenrollar
de las horas y de los años...
Esperanza:
Una espera que no adormece
Una espera que al futuro se lanza.
Confía en el futuro…
Él es nuevo e ya despunta.
Feliz 2019!
(Susana Meirelles)
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