Te encontré cuando siquiera te buscaba.
Viniste con tu ropaje oscuro y tu frío de muerte.
Enemiga a la que fui amando sin saberlo.
¡Tonto! ¡Como si pudiese matar a una Reina!
Y te amé. Y por la mañana el lecho vacío.
Y recorrí tus castillos gritando tu nombre.
Y vagué en busca de tus palabras que fueron mías.
Navegué tus bibliotecas hasta el infinito.
Como náufrago sin tiempo, sin madera siquiera.
Abrazado a la estela de mis sueños,
Amanecido errante en las playas de tu ausencia.
Ahora te espero como a una perdida quimera.
¡Oh deleite de mis sueños que esclavizas mi voluntad!
Ven por mi sangre como en aquella noche.
No te demores, mi luna no te opondrá resistencia.
¡Y quítate ante mí la túnica de Reina!
¡Para que otra vez te ame desnuda!
¡Con mi cuerpo de Lycan y tú... maravillosa Vampira!
Calindramo (mayo 2012)
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