domingo, 2 de septiembre de 2012

REFLEXION DE GEORGE CARLIN

 

La paradoja de nuestro tiempo es que tenemos edificios 
mas altos y temperamentos mas reducidos, carreteras 
más anchas y puntos de vista más estrechos. Gastamos 
más pero tenemos menos, compramos más pero disfrutamos 
menos. Tenemos casas más grandes y familias más chicas, 
mayores comodidades y menos tiempo. Tenemos más grados 
académicos pero menos sentido común, mayor conocimiento 
pero menor capacidad de juicio, más expertos pero más 
problemas, mejor medicina pero menor bienestar.

Bebemos demasiado, fumamos demasiado, despilfarramos 
demasiado, reimos muy poco, manejamos muy rápido, nos 
enojamos demasiado, nos desvelamos demasiado, 
amanecemos cansados, leemos muy poco, vemos demasiado 
televisión y oramos muy rara vez. 

Hemos multiplicado nuestras posesiones pero reducido nuestros 
valores. Hablamos demasiado, amamos demasiado poco y 
odiamos muy frecuentemente. 

Hemos aprendido a ganarnos la vida, pero no a vivir. Añadimos 
años a nuestras vidas, no vida a nuestros años. Hemos logrado 
ir y volver de la luna, pero se nos dificulta cruzar la calle para 
conocer a un nuevo vecino. Conquistamos el espacio exterior, 
pero no el interior. Hemos hecho grandes cosas, pero no por 
ello mejores. 

Hemos limpiado el aire, pero contaminamos nuestra alma. 
Conquistamos el átomo, pero no nuestros prejuicios. 
Escribimos más pero aprendemos menos. Planeamos más pero 
logramos menos. Hemos aprendido a apresurarnos, pero no a 
esperar. Producimos computadoras que pueden procesar mayor 
información y difundirla, pero nos comunicamos cada vez menos 
y menos. 

Estos son tiempos de comidas rápidas y digestión lenta, de 
hombres de gran talla y cortedad de carácter, de enormes 
ganancias económicas y relaciones humanas superficiales. 
Hoy en día hay dos ingresos pero mas divorcios, casas más 
lujosas pero hogares rotos. Son tiempos de viajes rápidos, 
pañales desechables, moral descartable, acostones de una noche, 
cuerpos obesos, y píldoras que hacen todo, desde alegrar y 
apaciguar, hasta matar. Son tiempos en que hay mucho en el 
escaparate y muy poco en la bodega. Tiempos en que la tecnología 
puede hacerte llegar esta carta, y en que tu puedes elegir compartir 
estas reflexiones o simplemente borrarlas. 

Acuérdate de pasar algún tiempo con tus seres queridos porque 
ellos no estarán aqui siempre.

Acuérdate de ser amable con quien ahora te admira, porque esa 
personita crecerá muy pronto y se alejará de ti.

Acuérdate de abrazar a quien tienes cerca porque ese es el único 
tesoro que puedes dar con el corazón, sin que te cueste ni un 
centavo.

Acuérdate de decir te amo a tu pareja y a tus seres queridos, 
pero sobre todo dilo sinceramente. Un beso y un abrazo pueden 
reparar una herida cuando se dan con toda el alma.

Acuérdate de tomarte de la mano con tu ser querido y atesorar 
ese momento, porque un día esa persona ya no estará contigo.

Date tiempo para amar y para conversar, y comparte tus más 
preciadas ideas.

Y siempre recuerda:

La vida no se mide por el número de veces que tomamos aliento, 
sino por los extraordinarios momentos que nos lo quitan.

George Carlin.

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