Más de un millón de ejemplares vendidos hasta el momento en el mundo constituyen la prueba irrefutable del éxito que ha alcanzado el escritor estadounidense Robert Fisher con su novela titulada “El caballero de la armadura oxidada”.
Quizás, la explicación a semejante triunfo pueda encontrarse en las sensaciones que genera el contenido de esta obra que, además de entretener, es capaz de hacer volar la imaginación y producir profundas reflexiones en el lector.Aunque cada uno puede interpretar la historia a su modo, resulta interesante saber que, a la hora de elaborar esta propuesta, su creador intentó construir un relato enmarcado en fantasías que pudieran ser atractivas para los adultos y simbolizara el ascenso del ser humano por la montaña de la vida.
Impulsado por ese objetivo, el novelista le dio vida a un hombre bueno y generoso que vivía tan deslumbrado por el brillo de su armadura que no podía (o no sabía) valorar y disfrutar por completo las cosas que sucedían a su alrededor. Su realidad comienza a cambiar una vez que, ya oxidada, su armadura comienza a opacarse: sin posibilidades de quitársela, el protagonista decide iniciar una travesía para conseguir su objetivo.
En su viaje, el caballero transita por un camino repleto de esperanzas, desalientos, ilusiones, decepciones, alegrías y tristezas, razón por la cual es fácil sentirse identificado con este personaje que, en definitiva, padece y disfruta las mismas experiencias que están presentes en la realidad de cualquier individuo.
Valiéndose de enseñanzas profundas asociadas a la ética, un poco de humor y una conmovedora y entretenida historia, el autor de “El caballero de la armadura oxidada” intenta convencer al mundo de que sólo se puede ofrecer y recibir amor cuando uno es capaz de derribar aquellas barreras que impiden o dificultan el autoconocimiento y el amor propio.
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