Vida:
Tú te empeñaste en hacer las cosas
a tu manera tan singular y lo trajiste
hasta mí aquel día de Abril, y no te
importó que estuviéramos tan fuera
de tiempo, de circunstancia, de lugar
y de tantas otras cosas y aún así te
complaciste en que lo hallara tan afín
y dejaste que empezara a nacer algo
que, siempre supiste, no debía ser.
Tú permitiste que de una forma tan
cruel me diera cuenta que no me
necesitaba cuando yo más lo necesitaba;
ahora te suplico vida... Si algún día
te place jugar conmigo de nuevo
y en tu cruel estrategia está que en
algún camino nos encontremos,
¡Por favor, no permitas que levante
la cara y crucemos la mirada!
¡Déjame seguir perdida en aquel
reflejo que nunca vi, pero supo
atraparme! ¡No quiero darme cuenta
que en sus ojos brilla un amor
que no es para mí! ¡Que no se
acerque, porque escucharé su latir
y me dolerá escuchar que es
diferente al que siempre creí tan unísono
al mío! ¡No dejes que absorba su aroma
porque me matará percibir que en su
esencia lleva la de otra persona...! ¡Haz
que pase de largo, vida, que no vuelva
sus ojos hacia mí! ¡Déjame conservar
su recuerdo intacto como en aquel
tiempo en que lo conocí! ¡No me hagas
sufrir más que aquel día en que lo perdí,
vida, por favor, apiádate ya de mí...!
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