Ayer el trotamundo levantó mis cabellos;
el universo manoseo la arena,
mientras la antorcha brillante quedó sin bellos…
fugas, tímida me beso la pena.
Ahilada la niña se sentó entre piedras,
me miró como si me entendiera,
esa luna de tiza apareció sonriendo,
no dijo nada y se fue… escondiendo.
Sólo comenté que aquí te esperaba,
envuelto en tardes de miradas largas;
al amanecer vi la rosa que lloraba,
deshojada… lejos de tu mirada.
El frío insulso invadió mis huesos,
acaricio el corazón talado;
no pretendo que vuelvas… no hay nada nuevo,
sólo el amor que siempre… te ha llorado.
raúl ignacio Lario de Argentina
D. Reservados
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