Ella es caótica e impredecible.
Nunca sabes si te va a amar o a odiar,
si va a huir o te va a pedir que no te vayas nunca.
Y es por eso por lo que hay que amarla,
porque en sus idas y venidas,
puede ofrecerte todo,
o dejarte sin nada.
Tenía una tristeza que dolía,
sin embargo,
no vi a nadie, jamás,
reírse tan fuerte de la vida.
Por eso la amé,
porque era lo más parecido a la felicidad
que había encontrado.
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