Puedes negar las verdades.
Puedes sobrevivir con mentiras.
Puedes darle un portazo a tu pasado.
Puedes salir a beberte el mundo.
Puedes escribir sobre cosas que nunca han pasado.
Puedes ponerte tus tacones de vértigo
y salir a pisar corazones.
Puedes ser feliz, al menos puedes intentarlo.
Puedes hacer tantas cosas…
y tú, por el contrario sigues enganchada
a la tristeza que te provoca quererle.
Sigues pensando en los “tal vez”,
en las segundas partes,
en el comienzo de un nuevo final.
Sigues aferrada a un pasado,
a una duda,
a un quizás,
a un “¿Y si vuelve?”
¿Sabes una cosa?
Si quisiera volver…
nunca se hubiera ido.
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