No me pidas que te quiera
ya he perdido la ilusión,
y antes que de pena muera
puertas pondré al corazón.
Con un sólido cerrojo,
que jamás lo puedas abrir,
a tu amor cierro los ojos,
no voy a volver a sufrir.
Si alguna vez me vieras,
paseando de otro brazo,
no me llames siquiera,
no volveré a tu regazo.
Te perdoné tantas veces,
que mi identidad perdí,
te regalo mis amores,
pues jamás amarte debí.
No me pidas que te quiera,
no hago caso al corazón,
no te abriré sus puertas,
dejé de vivir en la sinrazón.
Isabel San José Mellado.
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