miércoles, 28 de enero de 2015
FOSFOROS...
Mi abuela tenía una teoría muy interesante;
decía que todos nacemos con una caja
de fósforos adentro, pero que no podemos
encenderlos solos... necesitamos la ayuda
del oxígeno y una vela. En este caso el oxígeno,
por ejemplo, vendría del aliento de la persona
que amamos; la vela podría ser cualquier tipo
de comida, música, caricia, palabra o sonido
que engendre la explosión que encenderá
uno de los fósforos. Por un momento,
nos deslumbra una emoción intensa.
Una tibieza placentera crece dentro de nosotros,
desvaneciéndose a medida que pasa el tiempo,
hasta que llega una nueva explosión a revivirla.
Cada persona tiene que descubrir qué disparará
esas explosiones para poder vivir, puesto que
la combustión que ocurre cuando uno
de los fósforos se enciende es lo que nutre
al alma. Ese fuego, en resumen, es su alimento.
Si uno no averigua a tiempo qué cosa inicia
esas explosiones, la caja de fósforos se humedece
y ni uno solo de los fósforos se encenderá nunca.
- Laura Esquivel -
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