Tómese una porción de soledad,
de esa buscada sin imposiciones;
mézclese con alguna destemplanza,
de esa que hace desear olvidos;
y una pequeña dosis de esperanza,
de la que aún no incluya la desesperación;
agítese hasta el punto que desborde
en una espuma inquieta
con que frotar los ojos
y ver si se humedecen.
La mayoría de las veces falla
y sólo en casos raros se consigue.
Las veces que lo ha hecho
no me ha quedado claro
si el secreto consiste en las medidas,
en el modo de revolver la mezcla
o en la ilusión que pones al hacerlo.
http://nomequedo.blogspot.com/2006/03/receta-para-saber-si-vivimos.html
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