Que todo el día se estiró.
En una madeja enorme.
Para cuando transcurrió.
Mi ser estaba inconforme.
Toda la jornada interrumpida.
Por esa imagen terrible.
La letra que notifica la salida.
Un mensaje de amor imposible.
Me transformo en una adicta.
De los mensajes de imeil.
Asisto a una cárcel estricta.
Donde él marca la ley.
Cuando abro sus mensajes.
No puedo evitar el llanto.
Me transporta a un viaje.
Una virtualidad de encanto.
Le contesto con pasión fuerte.
El me corresponde igual.
Por buena o maldita suerte.
Tanto amor sé que me hará mal.
Porque entre su agenda y mi vida.
Apenas podemos coordinar.
No encontramos la mágica salida.
Para vernos y podernos visitar.
Por eso resulta bien importante.
Cada verso, palabra, letra y tilde.
Así recreo a mi romántico amante.
Síntomas de conformista humilde.
Así continúan mis locos días.
Encadenada a este ordenador.
Soñando que su vida es mía.
Y que él me posee con ardor.
Se ha convertido en indispensable.
Ya no puedo estar sin sus notas.
Que sea o no un amor realizable.
Al final, realmente poco importa.
Voy a vivir de esta esperanza.
A beberme sus correos divinos.
Lo llenaré de cariñosas alabanzas.
Y dejaré lo demás al destino.
Derechos Reservados Héctor Gil De Lamadrid Orlando 2010
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