El hombre se enriquecería, con luz en su camino.
La vida es un paseo, y la luna artificial;
Y en nuestras relaciones, crecemos al andar.
Y el hombre muere viejo, pateando el mismo error;
Y no escucha el consejo, que el sabio le dejó.
Si el corazón pudiese, organizar sus corredores;
Dejaría lo armonioso, y quitaría los dolores.
La noche obsequió la luna, la vida nos dio el andar;
Y al fin todo es experiencia, y un continuo comenzar.
Si el corazón pudiese, escoger una persona;
Su complicidad estaría, dirigida hacia tu aurora.
Walter Daniel Tomeo
Libro: Entre lunas
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