Aunque todavía me acorrale
entre aquellas diáfanas dubitaciones
y la inocente violencia del veneno
de las tres agujas del tiempo,
aunque no sepa a dónde finalmente
me lleve a verme, aunque aún ahora
me arrincone contra todos mis temores
y los gritos acallados de mi breve
y translúcido reflejo, aunque el miedo
continúe mordiéndome la carne
y tal vez este mi cuerpo de aflicción
enferme, debo ir porque de los riesgos
quizás mañana brote un instante grato
que hoy aguarda, debo ir por lo que pudiera
suceder después de más de mil intentos,
debo ir a encontrar acaso el momento
en el que seamos un mutuo presente.
(De Marcos Vega Lee.)
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