Él no era como todos, él era único.
Sólo él podía hacerme temblar el alma,
de esa manera donde encuentras
el límite de la vida, era algo así
como cuando te roban el aliento
y sin cuestionar nada, te entregas.
Él era diferente, se entregaba en cada beso,
Él era diferente, se entregaba en cada beso,
en cada abrazo, con la ingenuidad y la magia
de un niño que por primera vez se siente amado.
Así, sin prisas, hablando con la mirada,
perdido en medio de infinitos silencios
que se ahogaban en medio de uno que otro suspiro.
Sí, él no era como todos... Tomaba mi mano
y la acurrucaba cerquita de su corazón,
mientras sus ojos color de cielo me miraban,
mientras cantaban nuestras almas, mientras
teníamos la certeza de saber que habíamos
esperado por tanto tiempo, ese momento.
Él definitivamente no era como todos. Él vino
Él definitivamente no era como todos. Él vino
a rescatarme de los brazos de la soledad, vino
a llenarme de esperanzas el corazón, vino
a darle otro sentido a mi vida. Abrigó en silencio
mi alma entre su alma y su alma con la mía,
volviéndose el palpitar de cada uno de mis poemas.
Hoy está aquí, envuelto entre letras, guiándome
el alma con ese amor que despertó cuando a solas
hacía temblar mi corazón. Él no era como todos,
él era único...
Ale Barajas
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