La mañana me preparó
un café cargado,
con algo de crema,
poco azúcar
y mucho de ti...
Lo tomé en sorbos
lentos y soledad;
tras la ventana
y la melancolía;
añorándote aquí...
Las gotas de lluvia
sobre la hojarasca
sonaban a la melodía
de tu áspera voz
enamorando mi oído...
Y en mis ojos llovía...
Sabían que en los tuyos,
aquel amor tan nuestro,
ya estaba inerte
de indiferencia y olvido...
Alibut Sarabia
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