
La vieja parralera ha dado uvas
y una abeja vuela alrededor.
En la sala el piano está sonando.
Es música de Liszt y tú no estás.
Me tocabas las manos y se iba
lejos de mis ojos la tristeza.
Tú me desordenabas mis cabellos
y besabas mi boca y cuanto más
la besabas y me prometías
un anillo y un chal yo presentía
que iba a perderte y así fue.
Se empecina mi terco corazón
y espera que regreses todavía.
Recuerdo las palabras que al oído
me decías jurando. Yo sanaba
de penas y de celos. Chista un búho.
Ya es la medianoche. ¿Dónde estás?
Delfina Acosta
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