Nadie me dijo qué leyes
debía seguir para amarte;
nadie me dijo a qué horas
exactas sobre el reloj
se me permitía pensarte.
Y me enamoré de ti así,
sin ninguna ley, sin hora larga,
corta; cercana o distante;
sin ningún protocolo;
día tras día, un poco más;
sin siquiera darme cuenta
te convertiste en lo más importante;
te convertiste en la fuerza,
en la alegría, en el motivo principal
y en el rostro de la meta
que me hace mirar y seguir
siempre hacia adelante.
Alibut Sarabia
Imagen de la red.
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