Quiero compartir con todos ustedes, un cuento del autor Jorge Bucay, es un poco extenso... pero merece la pena leerlo, y con esto solo quiero desearles de corazón que nunca renuncien a sus sueños; al menos es mejor haberlo intentado sin esperar el resultado, que no hacerlo jamás...
Mark habia nacido con una gravisima enfermedad del sistema inmunitario. Un sindrome de deficiencia en las defensas, que una caprichosa alteracion genetica le habia asignado para siempre. Los niños nacidos con esta grave anomalia,que por suerte es muy poco frecuente, tienen muy pocas posibilidades de sobrevivir, o por lo menos las tenian cuando Mark llego al mundo. Dada su incapacidad para generar anticuerpos, cualquier infección, por banal que fuera para un individuo normal, podia terminar con su vida en pocas semanas. Su unica alternativa era que se construyera a su alrededor un campo aseptico donde Mark pudiera vivir, a la espera de que la ciencia descubriese una solucion diferente a su problema inmunitario. Una pelicula filmada en los setenta mostraba el drama de un jovencisimo Jonh Travolta que representaba a un niño nacido con esta anomalía. La película se llamaba El muchacho de la burbuja de plastico.
Hijo de un obsesivo y trabajador medico rural y de una maestra, Mark tuvo la oportunidad de sobrevivir a su primera infancia gracias al esfuerzo economico de sus padres, gracias a su propio temple y, sobre todo gracias a la dedicación casi exclusiva de su madre. Viviendo en un dormitorio y un escritorio con un cuarto de baño entre ambos y aislado del resto de la casa y del mundo por enormes y hermeticamente selladas cortinas de plastico, se paso los primeros veinte años de su vida recibiendo contadas visitas en su espacio privado y protegido. Para evitar ingresar germenes que serian potenciales amenazas para la vida de Mark, nadie podia entrar en su perímetro sin lavarse las manos con antiseptico y utilizar ropa esteril: traje de cirujano,botas y barbijo. Durante esos veinte años, Mark habia aprendido todo lo que sabia de las clases rigurosas y metodicas que le habia dado su madre, de las conversaciones profundas y comprometidas con su madre, de algunos pocos libros que llegaban a sus manos (nuevos,limpios y esterilizados) y de lo poco que veia en la television. Fuera de eso, su único contacto eran las cartas, fotos y algunas conversaciones telefonicas con el resto de la familia.
Fue justamente el dia en que cumplio veintiuno, que le pidio a su madre que se cambiara y entrara a su cuarto. Quería hablar con ella.
-Mama -le dijo muy serenamente-, he tomado una decision. Voy a viajar...
La madre se paralizo al escuchar a su hijo. Salir del ambito aseptico de su cuarto era poner en riesgo serio su vida. De hecho, la unica vez que habia abandonado el cuarto fue cuando murio su padre, y pese a todas las precauciones, algun virus gripal que llego a su cuerpo casi lo mata.
Durante dos semanas, nadie en el equipo medico que siempre lo atendio, ni el mismo doctor Skoro, podia asegurar que superaria esa crisis.
-Hijo -le dijo por fin-, tu sabes que no puedes hacer eso. Yo daria mi vida y lo sabes, si con eso pudiera regalarte esa posibilidad, pero no es real y lo lamento.
-Fijate, mama -dijo Mark-, tengo veintiun años. Nadie con esta enfermedad ha sobrevivido mas allá de los veintiseis, a pesar de haber tenido iguales o mejores cuidados que yo. Se supone que, pasado el desarrollo, el higado y el bazo empiezan su deterioro progresivo e irreversible. Yo no quiero morirme, mama. Pero menos quiero abandonar este mundo sin haber visto la mona lisa. No quiero morirme sin haber pisado nunca las arenas de una playa o sin bañarme en el mar aunque sea una vez. No quiero pasar para siempre sin visitar a la tia Gertrude y conocer su rancho en California. No voy a morirme, mama, sin haberte abrazado sintiendo mi mejilla contra la tuya, sin nada en el medio, aunque sea una vez mas.
La madre lloraba, pero le contesto:
-La ciencia avanza Mark. Quizas en unos años, lo que hasta ahora es incurable se solucione o se resuelva. Espera un poco,hijo...
-Estoy dispuesto a escuchar al doctor Skoro -dijo Mark-, si el dice que hay algo nuevo, si me da una alternativa, si tiene algun dato que yo desconozco, revisare mi posicion. Pero si no es asi, mama, te lo digo desde ahora: yo voy a salir de esta burbuja y me gustaria ir a Europa contigo, y a la playa y a la granja de tu hermana. No obstante, si no quieres ser mi complice, yo lo puede entender y lo hare de todas maneras, aunque sea solo.
El doctor Skoro tampoco estaba de acuerdo con la decision. Le dijo que exponerse al exterior significaría sobrevivir seis meses, quizas ocho, pero no mucho mas. No obstante no estaba dispuesto a mentir, de novedades no tenia nada.
Ante la decisión irrevocable de Mark, la madre decidió acompañarlo en su aventura final
Casi un mes después, los dos se maravillaban contemplando en vivo, las esculturas del Louvre, las pinturas del museo del prado, las ruinas de grecia y las fuentes de roma.
De alli volaron a California, Mark decia que no tenia demasiado tiempo y habia mucho por hacer. La familia estuvo encantada de acompañar al joven en su primera cabalgata, de enseñarle a ordeñar una vaca y de compartir con la madre y el hijo el dia que Mark lloró de emoción ante la inmensidad del mar.
Habian estado cuatro meses fuera de casa cuando unas lineas de temperatura empañaron la alegria de todos. La madre le pidio a Mark que volvieran a la ciudad a vsitar al doctor Skoro y asi lo hicieron.
Los analisis no mostraban nada que no fuera previsible. Un resfriado no era una complicacion para nadie que no tuviera una inmunodeficiencia, pero en Mark significaba un cuidado extremo. El equipo medico recomendó volver al confinamiento plastico, pero Mark se nego. Los medicos solo pudieron arrancar del paciente su palabra de que haria reposo en casa por unas semanas.
Fueron dias de mucha angustia para la madre de Mark, que se preguntaba si no se habia equivocado. ¿ Tendría que haberse opuesto con mas firmeza? Quizas el planteamiento era un farol y sin la compañia de su madre Mark no se hubiera atrevido a dar el paso que ahora lo amenazaba con ser su ultima voluntad.
-Mama -llamo su hijo desde la cama.
-Aqui estoy, hijo, ¿que necesitas?
-Abrazame -Le pidió y mientras pegaba su mejilla a la de ella le dijo, como si hubiera leido sus pensamientos-. Te agradezco mucho, mama. Yo se cuanto te debe haber costado aceptar mi decision, pero tu respeto por mi solo se puede comparar con el amor con el que siempre me cuidaste.
-Quiza debi insistirte para que te quedaras...
-Lo hiciste, mama...Me hubiera dado igual, aunque claro, no lo hubiera disfrutado tanto -dijo Mark sonriendo.
En dos semanas de reposo y cuidados maternales la medicacion hizo efecto y el peligro paso. Mark se levanto de la cama, primero con permiso para deambular por la casa y despues para dar pequeños paseos por la ciudad.
Una de sus primeras salidas fue al enorme centro comercial cercano a su casa. Pretendia comprar unos libros sobre Israel y Egipto, sus siguientes destinos, segun le dijo a su madre.
Al pasar por la tienda de discos se le ocurrio que las musica de esos lugares debia de ser una excelente puerta de entrada a su geografia, y al entrar, la vio.
Era una jovencita de unos veinte años, con el pelo lleno de rizos, la piel morena y unos increibles ojos verdes que a Mark le parecían que brillaban a la distancia. Atraido como por un iman se acerco hacia ella y se quedo pasmado mirándola. Después de unos segundos la chica le pregunto:
-¿Te puedo ayudar?
Y el penso en decirle: "Si,vamos a tomar un refresco. Salgamos a pasear. Dejame mirarte unas horas. Cuentame algo de ti..."
Pero no pudo. Se le hizo un nudo en la garganta y tragando saliva solo dijo:
-Quiero este CD -cogiendo el primero que salto a sus dedos y entregandoselo a la vendedora sin verlo siquiera.
Ella sonrio tomando el CD y pregunto:
-¿Algo mas?
Mark tambien perdio esa segunda oportunidad y solo nego con la cabeza. El nudo ya no le permitia hablar.
La jovencita todavia pregunto:
-¿Es para regalar?
-No, es para mi.
-¿Quieres que te lo envuelva para regalo de todas maneras?
-Ssssi -dijo el muchacho con un hilo de voz, dandose cuenta de que envolverlo llevaria un poco mas de tiempo. A lo mejor en esos minutos...
Mientras ella envolvia la caja del CD, Mark pensaba todo lo que podria decirle, pero tambien supo que no se iba a atrever.
Al salir su madre le pregunto si habia encontrado lo que buscaba y Mark le contesto con un enigmatico: "Si. Supongo que si".
Cuando llegaron a casa le contó a su madre todo el episodio y se maldijo frente a ella por no haberse atrevido a decirle nada. La madre lo tranquilizo diciendole que podria volver a la tienda la semana proxima y tener el coraje de invitarla o pedirle su teléfono para poder llamarla. El joven acepto que su madre una vez mas tenia razon. Podia volver pero no en una semana sino al dia siguiente.
Esta vez, removio algunos estantes haciendo que buscaba algo extraño para darse la oportunidad de mirarla. La vio aun mas hermosa que el dia anterior. Al aproximarse,ella parecio reconocerlo, porque con una sonrisa se le acerco y le dijo:
-hola...¿Te puedo ayudar?
Mark sintio que se ponia rojo y eso le avergonzó. Tosió, tragó saliva otra vez y finalmente dijo:
-Este CD.
-Otro regalo...¿para ti? -dijo la joven mientras Mark descubria un pin con su nombre... Jennifer y se alegraba de pensar que lo recordaba.
-Si por favor...-Contesto embelesado. Otra vez, la ceremonia de contemplar la espalda de la joven mientras manipulaba el papel y el moño del envoltorio. Otra vez el infinitesimo roce con sus dedos al darle la tarjeta de crédito. Otra vez, el fugaz encuentro de sus miradas, y sobre todo, otra vez, su silencio forzado por la timidez y la verguenza.
Así, dos o tres veces cada semana, Mark siguio yendo a la casa de discos, cada vez pensando que se atreveria a hablarle, pero terminando con la compra de un CD, que una vez envuelto con coloridos papeles y cada vez mas vistosos moños,l legaba a la casa y era guardado en el armario del cuarto como simbolo de su falta de coraje.
Hasta que un dia el joven tomo la decision. Esta vez hablaria con ella, correria el riesgo, se atreveria a vivir su rechazo, después de todo, como decia su madre, no habia nada para perder y mucho para ganar. Mark no se había estado sintiendo bien. Unas lineas de fiebre parecian decir que algun nuevo"bichito"estaba molestando por ahi. El lunes iria a visitar al doctor Skoro.
Como todos los sábados, el centro comercial hervia de gente. Mark paseo sin rumbo esperando que fuera ultima hora y luego, cuando todos empezaban a irse, entro en la casa de discos y encaro directo hacia donde estaba Jennifer. Ella lo vio venir y sonrió.
-Quisiera...-Empezo.
-¿Si? -dijo ella.
-Quisiera... este CD -dijo una vez mas con una caja desconocida en la mano.
-Claro -dijo Jennifer.
Y sin preguntar fue hacia el sector de empaque a embalarlo para regalo. Mark se maldijo en silencio. Pero antes de que Jennifer se girara a entregarle su CD, el se atrevio a hacer algo. Tomo el talonario de las facturas que llevaba el nombre de la joven y escribio sin que ella lo notara: "Hola mi nombre es Mark. Vivo aqui. Me encantaría que tomáramos un refresco y charlaramos. Este es mi numero:298-345688".
Y despues de escribir cerro el talonario y termino de pagar, saliendo como si nada hubiese pasado.
El lunes sono el teléfono en casa del muchacho.
La madre lo cogio.
-¿Si?
-Hola...Soy Jennifer.¿podria hablar con Mark,por favor?
Se hizo un largo silencio en la linea, hasta que la madre recupero el aliento para contestar.
-Lo siento Jenny... Mark murio ayer.
Posiblemente porque no hubo otra venta ese dia, o porque los domingos Jennifer tenia fiesta, el caso es que ella habia encontrado la nota de Mark cuando era tarde.
La madre colgó el telefono llorando, y sin ninguna razon fue hasta el dormitorio, ahora vacio para siempre, de su hijo.
Abrio el armario y miro la pila de CD´s sin abrir en el primer estante. Por curiosidad o automaticamente abrio el primero de abajo para ver que contenia. El CD tenia pegada una nota que decia:
"Hola.Soy Jennifer. Soy nueva en la ciudad.
No tengo ningún amigo, ¿Quisieras tomar algo conmigo...?"
La madre abrió los demas CD´s.
Cada uno llevaba pegada la nota, que a espaldas de Mark, Jenny habia escrito y dejado oculta por el envoltorio. Posiblemente con el mismo miedo al rechazo que su hijo. Seguramente sin atreverse tampoco a correr el riesgo.
"Tienes unos hermosos ojos y una mirada triste,
¿no quieres que nos encontremos para charlar?"
"Me llamo Jennifer y tengo verdadero deseo de conocerte..."
"Hola...Soy Jennifer...¿No quieres ser mi amigo...?"
Gentileza de mi amiga Perla Rodríguez
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