Mis ojos no se tornaron más rojos,
eliminaste de mi boca la palabra
soledad, te acomodaste en mi regazo
y me prometiste que nunca te ibas
a marchar. En pleno invierno hiciste
amanecer la primavera, llenaste
mis heridas con tus labios y con tu
respiración. Pero siempre hay un otoño,
donde todo se acaba, cayeron las
esperanzas que sujetábamos los dos.
Alguien quiso que te fueras, te arrastro
de nuestra cama, dejando un hueco
a mi lado donde no encuentro calor.
Cerraste tus párpados, respiraste
una vez más, besé tus fríos labios,
no hubo un adiós final. No tuvimos
tiempo, amor, de apagar todos los fuegos
y ahora sólo quedan ascuas que se avivan
con tu olor. Tumbada sobre tu almohada
te siento junto a mi, tus manos tocan
mi cuerpo, me protegen como si estuvieses
aquí. No quiero abrir los ojos y ver
que te has marchado, no puedo seguir
viviendo si no te tengo a mi lado.
Habría sido una bonita historia, no pudimos
acabarla, un día un punto y seguido decidió
ponerle fin. Se que en algún lugar puedes
verme, y quiero que sepas que si sigo
respirando y si sigo peleando es por ti,
por lo que un día soñamos, porque dejaste
en mi vientre una parte de tu ser.
Siempre quedarán en el recuerdo, cada uno
Siempre quedarán en el recuerdo, cada uno
de los brillos que salían de tus ojos, el sonido
de tu risa abrazando el viento y el eco
de tu voz. Cada vez que abro mi mente
es allí donde te veo, en algún lugar desierto
donde puedes descansar. Se tomó una decisión,
destruyeron tu camino, ahora tus huellas
se han ido, se han borrado con el mar.
Pero al coger la arena entre mis manos,
puedo ver tu esencia en ella y me alivia ver
que hay playas en las que puedo descansar.
Iris Rico
Iris Rico
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